Mujeres de frente somos una comunidad de cooperación y cuidado arraigada donde el tejido social se desgarra diariamente por las dinámicas de la acumulación de capital y el estado penal.
Mujeres de frente nació como colectivo en la cárcel de mujeres de Quito en 2004. La mala administración de la prisión desencadenó un motín que, de inmediato, encontró la complicidad de un grupo de mujeres que daban apoyo desde fuera de la prisión. Es decir, el origen de nuestra organización fue la acción feminista anti-penitenciaria.
Con el tiempo, el colectivo ha tenido la capacidad de repensar y adaptarse a las necesidades que estaban surgiendo mientras mantenía su carácter antipunitivista, antirracista y anticapitalista. En este sentido, por ejemplo, se pusieron en marcha proyectos de asesoramiento legal con enfoque feminista, un espacio para las criaturas o un comedor popular.
Hoy, casi veinte años después, nos hemos convertido en una comunidad de cooperación y cuidado entre comerciantes callejeras autónomas, recicladoras, trabajadoras domésticas, estudiantes universitarias, profesoras, artistas, mujeres excarceladas, familiares de personas en prisión, niños, niñas y adolescentes.
Un territorio común en la ciudad fragmentada
En el centro de la ciudad de Quito tenemos la Casa de las Mujeres, un centro contracultural abierto a diversos movimientos sociales que es nuestro lugar de encuentro, de reuniones, talleres y de trabajo. Aquí funcionan el Espacio de Wawas –destinado a criaturas y adolescentes–, el Taller de costura, la Canasta comunitaria de alimentos o la cocina y el comedor comunitario. La Casa de las Mujeres es nuestro territorio común en la ciudad fragmentada, el espacio donde reunirnos y reflexionar con otras organizaciones y colectivos con el objetivo de ampliar los horizontes compartidos de lucha. En definitiva, un lugar desde el que reclamar el derecho a la ciudad para todas.
Además, para esta tarea de construcción comunitaria, contamos con nuestra Escuela de formación política, feminista y popular que ofrece espacios –siempre gratuitos– de aprendizaje, reflexión política y metodológica basados en los principios de la educación popular latinoamericana.
Economía feminista para sostener la vida en común
Trabajamos desde una perspectiva feminista diversa y popular y apostamos por el trabajo digno y la socialización de los recursos. El Taller de costura, por ejemplo, es un emprendimiento productivo de un grupo de compañeras de la organización. El conocimiento, compartido entre profesionales de la costura y aprendices, es la base de este espacio donde las máquinas de coser son un medio de producción colectiva. El grupo que trabaja en ella recibe un rédito por sus actividades, pero, además, toda la organización se beneficia de ella a través de los sistemas de redistribución de ingresos que hemos establecido.
Otro proyecto que apoyamos desde la Casa de las Mujeres es la Canasta comunitaria de alimentos, una solución colectiva al problema del hambre que nos sirve para abaratar y mejorar la alimentación de todas las personas que forman la red y, al mismo tiempo, construir una alternativa de trabajo digno.
Una red de acompañamiento afectivo
En Mujeres de frente nos organizamos de manera asamblearia y contamos, como base, con una red de acompañamiento afectivo personalizado y sostenido entre todas las que formamos la organización. Esto es básico porque nos permite a todas participar desde la diversidad de cada una.
La Asamblea de Gestión es el corazón de nuestra organización, el espacio donde deliberamos, tomamos todas las decisiones y distribuimos todas las tareas. Esta asamblea está abierta a todas las integrantes de la red que optamos por apoyar la organización y asumimos la responsabilidad que ello conlleva.