Metzineres es una cooperativa sin ánimo de lucro con sede en el barrio del Raval de Barcelona que crea entornos de cobijo para mujeres y personas de género no binario que usan drogas y sobreviven a múltiples situaciones de vulnerabilidad y violencia.
El objetivo de Metzineres es crear un espacio donde todas aquellas mujeres que están en los márgenes se sientan cómodas, tranquilas y seguras. Un entorno donde puedan desarrollar su creatividad, las herramientas de supervivencia y estén valoradas. . Lo que Metzineres aporta es un hogar en los márgenes. En los márgenes todo es posible. ¿Se ve que muchas veces charlamos de integrarnos pero integrarnos a dónde? Nosotros procuramos llegar a personas con múltiples situaciones de vulnerabilidad incluyendo trabajo sexual, sexo por supervivencia, sin aspavientos y sintecho, entradas y salidas de la cárcel, personas atravesadas por malestares físicos, psiquiatrizadas…
Lo que nos estábamos encontrando es que estas mujeres y personas de género no binario, a pesar de su situación, no llegaban o no accedían a ningún circuito de atención. Si intentan acceder a servicios generalistas se topan con el estigma y la discriminación. Si van a servicios especializados en tema de drogas se encuentran un ambiente totalmente masculinizado donde las mujeres solo representan un 15% del total de usuarios de estos servicios. Y si van a los servicios de violencias machistas se encuentran que no pueden acceder por el simple hecho de utilizar drogas.
Si estos colectivos se quedan fuera es que algo no estamos haciendo bien. Metzineres es un espacio donde se trata el uso de drogas como una necesidad más de las mujeres y eso nos permite llegar a toda esta población y ver que las drogas no eran el centro sino una cuestión más. Las drogas se convierten en el centro cuando son la única condición de acceso o la principal barrera de acceso a los servicios.
Una mirada no punitivista desde el feminismo interseccional y la reivindicación de los derechos
Metzineres es un modelo de abordaje. Nosotros actuamos desde la intervención directa, desde una lógica comunitaria. No nos presentamos como un servicio sino como vecinas del barrio que trabajamos y hacemos vida en el barrio. Como proyecto comenzamos el año 2017 y nos constituimos como cooperativa en 2020.
Actuamos desde una lógica que, tradicionalmente, se llama de «reducción de daños». A nosotros, sin embargo, nos gusta más charlar de «gestión del bienestar o del malestar» porque el esfuerzo es para intentar mejorar la calidad de vida a nivel emocional, psicológico y físico. Acompañar en las necesidades básicas del día a día e intentar cubrirlas en la medida en que podemos: alimentación, duchas, descanso durante el día, espacio de consumo acompañado…
Apoyo mutuo y visibilización
Nuestro acompañamiento se basa en el apoyo mutuo. Para nosotros es fundamental que las más de 300 personas que forman parte de Metzineres no sean usuarias sino participantes. Todas son miembros de Metzineres y cada una aporta según sus conocimientos. Algunas tienen un conocimiento más técnico, otras más vivencial. Entre todas organizamos las actividades y procuramos el acceso a teatro, música, fotografía… Hacemos salidas de todo tipo, desde un calzoncillo a ir a una manifestación. Entendemos que las necesidades básicas cubiertas son lo mínimo para poder hacer activismo. No puedes luchar por tus derechos si no tienes estas necesidades cubiertas.
También nos planteamos seriamente visibilizar y hacer investigación sobre una población que está completamente invisibilizada y que las pocas veces que se visibiliza es en unos términos que no le son propios. Por lo tanto, ponemos mucho esfuerzo en generar nuevas métricas e indicadores que salen de lo relevante para ellas no por las instituciones. El objetivo siempre es ir a las causas estructurales de exclusión. Las mujeres que son participantes del proyecto forman parte del diseño, la implementación, la monitorización y la evaluación de todas nuestras actuaciones. Crear estos espacios de inclusión radical y demostrar que funcionan es relevante.
Una lucha contra múltiples estigmas
Para nosotras, los múltiples estigmas que viven las mujeres son un elemento importante: putofobia, drogofobia, aporofobia, machismo, capacitismo… Estigmas que dejan fuera a todas aquellas poblaciones que no encajan en el orden establecido y que las sitúan en una lógica de supervivencia. La mitad de las usuarias tienen experiencia migratoria, un 20% son racializadas y algo más del 20% forman parte de colectivos LGTBIQ+.
Por otro lado, para nosotros hay otro elemento clave que es la guerra contra las drogas. Un mecanismo, una excusa, una cortina de humo que ha servido para justificar el control de fronteras, de mercancías y de personas. No sólo es una guerra fracasada –hace más de 50 años que dura y, cada vez, hay más drogas y más población consumidora– si no que también invisibiliza el hecho de que todas las sociedades utilizan drogas y se ha convertido en un impedimento que dificulta a las personas que usan drogas el acceso a la salud y al bienestar.
Un espacio propio para mujeres y personas de género no binario
Desde el primer momento vimos que sólo teniendo un espacio propio para mujeres y personas de género no binario donde podernos mirar entre nosotros –en un mundo que está completamente masculinizado– era muy importante. El equipo de Metzineres está formado sólo por mujeres y de personas de género no binario. La perspectiva feminista está presente también en el análisis continuo de cómo hacemos las cosas, de si lo que hacemos tiene o no un impacto positivo. El objetivo no era tanto cubrir necesidades o dar servicios si no generar un espacio seguro. Un espacio donde puedan estar tranquilas, donde puedan desplegar las alas y generar este vínculo de apoyo mutuo. La soledad y el aislamiento son las grandes causas de los problemas que Metzineres acompaña. Somos un espacio donde se alimenta el sentimiento de pertenencia y el tomar decisiones con las compañeras de manera horizontal.