El Bicibús es un recorrido en bicicleta que permite a niños y familias ir de casa a la escuela y, al mismo tiempo, promover entornos más seguros y saludables en los barrios de la ciudad.
Bicibús Eixample comenzó formalmente en el mes de septiembre del año 2021 con la línea Sant Antoni que empieza en la plaza Conxa Pérez y que sube por Entença, una calle donde hay tres escuelas de primaria y una guardería. Esta calle tiene tramos con tres y cuatro carriles destinados a los coches y nosotros lo que reivindicamos es su pacificación. Queremos un carril bici seguro, bastante ancho y segregado, que facilite llegar a las diferentes escuelas en bicicleta. Las familias están muy motivadas y, actualmente, esta línea mueve entre 150 y 200 personas.
El proyecto de Bicibús Eixample tiene sus antecedentes en el trabajo de dos entidades: Camí Amic –un proyecto comunitario de educación en valores cívicos y ambientales que trabaja en la Esquerra de L’Eixample y en Sant Antoni desde hace veinte años– y Canvis en cadena –un programa educativo, colaborativo y comunitario para promover el uso de la bicicleta que iniciaron dos maestras de Vic en el año 2018. El primer Bicibús de Barcelona fue el de Sarrià, después vino el nuestro y, ahora, se han impulsado nuevos en Diagonal, en la Derecha del Eixample, en Ciutat Vella, en Sant Andreu… La avalancha de propuestas de diferentes asambleas de familias de la ciudad ha permitido crear un grupo motor que facilita el impulso y la coordinación de las diferentes iniciativas.
Acabar con las autopistas urbanas
En nuestro distrito el factor más importante que dificulta hacer de la ciudad un espacio más vivible es el tráfico rodado. Cada día 600.000 coches cruzan la Izquierda del Ensanche. Hemos acabado teniendo autopistas urbanas. Es infernal. Si miras los datos de contaminación se ve que siempre estamos en rojo. La polución y la contaminación acústica impiden que el vecindario pueda hacer uso de la calle.
Otros elementos a tener en cuenta son el espacio que ocupan coches y motos cuando están aparcados y también las terrazas de bares y restaurantes. Cuando retiras todo esto del espacio público es cuando, por ejemplo, los niños pueden volver a reapropiarse de las calles y los vecinos encuentran un espacio agradable donde mantener una conversación o tomar el fresco.
Proyectos como el Bicibús generan red y comunidad. Somos vecinas y vecinas y, al encontrarnos, vemos que tenemos unas reivindicaciones comunes. En nuestro barrio no se puede vivir de manera saludable. Sobrevivimos como podemos entre el ruido y la contaminación. Es irrespirable. Los datos de asma infantil en entornos contaminados, por ejemplo, no han hecho más que subir.
Movilidad sostenible para todas
En el uso de la bicicleta como medio de transporte hay una brecha de género muy clara. La mayoría de los que la usan son hombres, jóvenes y blancos. Con el Bicibús hemos conseguido romper esta tendencia y hay paridad entre las personas que participan. También tiene un efecto empoderador y ha decidido a mucha gente -pequeña y grande- a hacer uso de la bici más allá de los trayectos entre casa y la escuela. La movilidad sostenible debe ser inclusiva si no no tiene sentido y seguiremos siendo dependientes del vehículo de motor.