L’Assemblea de Barris pel Decreixement Turístic (ABDT) agrupa colectivos y plataformas vecinales de Barcelona que luchan por acabar con la turistificación de la ciudad y de su economía.
La ABDT somos una asamblea de personas preocupadas por la turistificación de Barcelona que luchamos por detener este proceso con el objetivo de que la ciudad siga siendo un lugar para vivir en ella y no para vivir en ella.
En el año 2015 el colapso de barrios como los de Ciutat Vella o la Sagrada Familia era evidente e insostenible. Queríamos soluciones y nos empezamos a encontrar para determinar y trabajar sobre una serie de puntos que nos permitieran revertir la situación. La ABDT nace, pues, como red o espacio de coordinación de diferentes colectivos de toda la ciudad, sobre todo de ámbito barrial.
La conclusión de estos primeros debates fue que la única opción era el decrecimiento turístico. Las molestias que provoca el turismo a los vecinos ya eran muy graves –ruidos, imposibilidad de descansar, subida de precios de las viviendas, pérdida de tejido comercial y vecinal…– y decidimos organizarnos mediante asambleas de barrio. Desde estos espacios hemos promovido foros vecinales para debatir y buscar soluciones conjuntas entre las personas afectadas.
Una industria turística extractivista
Nuestro trabajo más visible son una serie de acciones contra los cruceros, el bus turístico… La voluntad es exponer a todas aquellas empresas de la industria turística que explotan el territorio. Son empresas tanto de aquí como de fuera que explotan tanto el espacio público como sus trabajadores y el objetivo es hacerlo evidente.
Nos enfrentamos a una industria turística extractivista que sólo piensa en hacer dinero a cualquier precio y que no respeta ni a quien vive en el territorio ni a quien trabaja por ellos. Hace falta un decrecimiento y un cambio de sistema. La pandemia ha hecho evidente la vulnerabilidad de la economía turística.
Hoy se está demostrando que la industria turística, que siempre se ha vendido como limpia y no contaminante, es nociva para la ciudad y para la salud de quien la habita. En particular, los cruceros son literalmente fábricas flotantes -con sus chimeneas expulsando gases contaminantes hacia la atmósfera y afectando gravemente la salud de la población de nuestros barrios- y no deberían volver a circular nunca más.
Ciudades a medida de la gente que vive allí
Con una dinámica continuada de superación de récords de actividad y flujos turísticos año tras año, la proclamada riqueza que el turismo llevaría a la población queda totalmente desacreditada cuando vemos como las trabajadoras y trabajadores del sector turístico se encuentran entre las más afectadas por la pandemia. Planteamientos como volver a apostar por los cruceros o ampliar aeropuertos son a la vez la negación de la realidad de la emergencia climática y un ataque directo al interés público, lo opuesto a poner la vida en el centro.
Queremos una ciudad que no esté basada en el monocultivo turístico, que no dependa de esta industria para sobrevivir. No podemos enfocar la ciudad hacia los visitantes que vienen a pasar unos días e ir poniendo pedazos a los problemas de la gente que vive en ella. Nosotros trabajamos por una ciudad donde las necesidades de sus habitantes estén plenamente cubiertas.